Lluís Serra Majem, médico defensor de la dieta mediterránea.

«El aceite de oliva virgen extra tonifica y es antidepresivo»

VÍCTOR-M. AMELA – 14/04/2010.

Tengo 50 años. Nací en Barcelona y vive en Gran Canaria. Soy catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública. Soy presidente de la Academia Española de Nutrición. Soy presidente de la Fundación Dieta Mediterránea. Casado, cuatro hijos. De centroizquierda. Tengo fe.

¿Qué desayuna usted?

Una tostada de pan integral untada con aceite de oliva virgen extra y un poco de jamón ibérico (o de queso curado de oveja). Y un buen zumo de naranjas exprimidas.

¿Eso es dieta mediterránea?

¡ Plenamente ! En casa siempre desayuno así.

¿Qué es dieta mediterránea?

Una dieta que en su base hay tres alimentos: aceite de oliva, harina de trigo, vino de uva.

¿Y ya está?

Más hortalizas, legumbres, verduras y, de postre, fruta de temporada. Sume setas . Y frutos secos. Y miel. Y lácteos fermentados: yogur, cuajada, queso…, de cabra y oveja.

¿Y leche de vaca?

También, pero menos. Y las mujeres deben tomar más dosis de leche que los hombres.

¿Y carne y pescado?

También, pero cuatro piezas de pescado a la semana, contra dos de carne.

¿Cualquier tipo de carne?

Las carnes blancas son más sanas que las rojas. ¡Hispania significa tierra de conejos! Y pollo, cordero, cerdo… Y ternera. Pero mejor integrar esta carne en un guiso, en una berenjena, lasaña, canelón… Y, de vez en cuando, un excelente entrecot o solomillo.

¿Y huevos?

Un par de noches por semana ceno tortilla de patatas y una ensalada de tomate. Hago otras cenas con verdura hervida (judías, guisantes, ensalada…) y pescado.

¿Y al mediodía?

Si es verano, no hay menú más mediterráneo que un gazpacho y unas sardinas fritas. O una ensalada variada y una pieza de atún. O un plato de pasta y una ensalada. Buen pan, siempre. Y, de postre, fruta del tiempo.

¿Y si es invierno?

Un arroz con conejo, o una pasta con verduras o con atún… O un plato de cuchara: unas judías con almejas (o bacalao), con su zanahoria, su sofrito… Un fiel termómetro de adhesión a la dieta mediterránea es la respuesta a esta pregunta: ¿haces sofrito?

Ay, ay…

Aceite de oliva, ajo (sin el germen), cebolla, tomate… ¡Mediterráneo puro!

Bien: potaje con su sofrito, y ¿qué más? Y una ensalada verde. Oda tomate. Me gusta mezclar lechuga trocadero, escarola y rúcula. Y berros. Las ensaladas, siempre bien ensaladas con vinagre de vino (¡es antioxidante!) y aceite de oliva virgen extra.

¡Aceite por doquier, eh? !

De aceituna. Virgen extra. No escatime en esto. Utilícelo para todo . ¡Es garantía de salud!

¿Hasta qué punto?

Su grasa monoinsaturada es la más saludable del mundo. Contiene polifenoles. Uno de ellos, el oleocantal, es antiinflamatorio: dos cucharadas de aceite de oliva virgen extra valen por una pastilla de ibuprofeno en poder antiinflamatorio! Lo publicó Science.

¿Con qué implicaciones saludíferas?

Muchos cánceres y úlceras, hipertensiones, obesidades, enfermedades… comienzan por procesos microinflamatorios: ¡ingerir cada día aceite de oliva virgen extra previene y palia estas inflamaciones!

De acuerdo: ¿en qué dosis?

De tres a seis cucharadas soperas, repartidas entre las comidas de cada día. Conseguirá más otro notable efecto benéfico.

¿Cuál?

Reduce la depresión. Tonifica el estado de ánimo. La dieta mediterránea ¡reduce un 35% la incidencia de depresiones!

Bálsamo físico y psíquico, pues.

Las evidencias son abrumadoras: ocho de cada diez infartos de miocardio se evitarían con adhesión a la dieta mediterránea. Y nueve de cada diez diabetes. Y la obesidad. Y la hipertensión…

¡Qué gran ahorro supondría en fármacos, médicos, hospitales…!

Millones de euros… Lástima que sólo el 40% de los jóvenes continúa hoy dieta mediterránea, y parece que decreciente…

Quizá teman las calorías del aceite.

¡Error! Esta dosis diaria supone de 200 a 500 calorías: es muy poco, ya que al día nos toca incorporar de 2.000 a 2.500 calorías.

¿En qué indicador debo fijarme para saber que me toca corregir la dieta?

En su abdomen. El peor enemigo es la grasa abdominal: interfiere en el trabajo de la insulina… y conduce a la diabetes. Midas la cintura con una cinta: si registra más de 100 centímetros, preocupes y actúe.

¿Qué debería hacer?

Dieta mediterránea y ejercicio.

¿Qué ejercicio?

Camine el trabajo a casa, suba escaleras, coja la bicicleta… Apague el televisor y salga de casa a practicar algún deporte con su familia… dos o tres veces por semana.

¿Y si me salto alguna comida…?

Engordará más. No desayunar nada, o un café, ¡engorda más que desayunar algo!

¿Y si dejo de comer pan?

Acompañar la comida con buen pan te sacia sin necesidad de ingerir más cantidades de comida: dejar el pan puede engordar.

Y el vino, ¿en qué dosis he de beber?

Puede beber de dos a tres vasos diarios, el hombre adulto. La mujer, de uno a dos vasos: la mujer metaboliza peor el alcohol.

Me gusta la Coca -Cola: ¿puedo?

Son cien calorías por vaso: no pasa nada… siempre que no la beba en cada comida. Y elija la que no lleva azúcar.

¿La dieta mediterránea es más cara?

No marca tantos beneficios… ¡Que te saldrá más caro no seguir!

Patrimoni

Salgo de la entrevista con necesidad de comerme un trozo empapado de aceite de oliva virgen extra. Este médico nutricionista abandera la dieta mediterránea -con datos irrefutables de sus bondades- y convence. Ahora pide a la Unesco -con colegas de Grecia, Italia y Marruecos- que declare la dieta mediterránea patrimonio inmaterial de la humanidad, una fórmula que merece ser protegida y fomentada por sus incontables beneficios. Seré más generoso en las dosis de aceite de oliva virgen extra a la hora de regar desayunos, ensaladas y guisos. Por gusto y placer, y también por salud. Con esa convicción salí del congreso sobre dieta mediterránea en la feria Alimentaria.

Fuente: La Vanguardia.